Le gustaban las pelícuulas de vaqueros. En nuestro cine hacian muchas películas de estas. A mi me gustaban más las de amor y las que salian mujeres guapas con vestidos de fiesta.
Comprabamos un buen surtido de pipas, chicles y otras chucherias. Todo por menos de una peseta. Mi madre nos daba un duro a cada uno, y nos tenía que llegar para la entrada, la botella de agua o la gaseosa y para las chucherias del barracon de la señora Dolores.
Él tenía un fuerte, caballos, indios y vaqueros, en casa reproduciamos escenas de las películas. Los caballos blancos eran los que llevaban los chicos buenos, los negros los llevaban los vaqueros malos y los indios. Si había un caballo marron o marrón y blanco, ese podía ser de la chica.
Las tardes eran tranquilas jugando a indios y vaqueros, y comiendo pan con chocolate. A veces no teníamos bastante con el chocolate y haciamos caramelos de cafe con leche.
Cuando quería que yo me muriese tenía que hacerlo de manera realista y estruendosa. Me tiraba al suelo doblando las rodillas, luego estiraba una pierna y con las manos me tapaba el agujero que me había hecho la bala. Ya estaba cansada de aquel juego, siempre era yo la que moria y él no moría nunca. Me quería dar en el blanco, que era entre ceja y ceja. Mi madre nos tenía prohibido jugar con flechas, porque podía darnos en un ojo y eso era peligroso.
No sé cómo fuy tan rápida, estaba apuntandome con su revólver del 45 a punto de darme un tiro. Cogí el arco y la flecha, que tenía una ventosa en la punta y fuy a darle en medio de la frente.
Soltó un alarido de verdadera muerte fulminante, lo que me valió una regañina y un castigo.
No volvería a jugar nunca más con mi hermano pequeño. Ya era mayor para tirarme al suelo como una tonta.
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domingo, 6 de mayo de 2007
martes, 24 de abril de 2007
comunicar
Escribir en la red es como el ruído que se produce en un atasco de coches un domingo a los puertas de cualquier ciudad.Dicho de otra manera, mucho ruído y pocas nueces. Escribir, se hace para comunicar algo. Cuando no se dice nada, solo se oye lo que le acompaña, es, el ruído. La verdad es que decir algo que tenga sentido, que comunique algo, es bastante dificíl. Porque hay mucha gente que piensa que todo el mundo debe pensar como él/ella. Entonces, hace comentarios y expone ideas, la mayoría de las veces son citas de otros, pensamientos de otros.
Lo mejor de comunicar es que te sorprenda a tí mismo/a ¿Es complicado no? Y esta es mi conclusión: si no te sorprende lo que oyes, si no te importa lo que lees, y si no se te revuelven las entrañas. Es que no hay comunicación, solo hay ruído.
Lo mejor de comunicar es que te sorprenda a tí mismo/a ¿Es complicado no? Y esta es mi conclusión: si no te sorprende lo que oyes, si no te importa lo que lees, y si no se te revuelven las entrañas. Es que no hay comunicación, solo hay ruído.
viernes, 16 de febrero de 2007
La sospecha
Sale humo de la chimenea, es un humo negro no se corresponde con leña limpia y seca ¿Qué se estará quemando? Las hormigas salen a buscar comida ¿Si hace frío por qué no se quedan en los hormigueros? A menos que estén muy calientes dentro de la tierra por estar excesivamente cálida. Todo esto es muy sospechoso.
El suelo del jardín está como abombado. Podría esconder unos hornos crematorios o algo así. Las zonas de recreo están muy civilizadas y adecuadas. Tal vez se esté ocultando algo con esta apariencia de normalidad. Hay pavos reales sueltos por el jardín, pero no hay gallinas, ni perros, ni gatos. Las piedras del jardín son demasiado grandes, están formando un muro de contención, pueden estar ocultando algo debajo. Este lugar está muy cerca de la población, difícilmente se puede sospechar de un lugar tan socializado. En el bosque cercano hay alcornoques ¿Quién va ha sospechar de un bosquecillo? Pero hay mucho abono natural, tal vez algún ser vivo ¿Y ahora muerto? Esté enterrado aquí abajo. Tiene que haber algo tras esta imagen tan natural. Esta noche voy a investigar qué hay debajo de la casa. Puede ser que encuentre un dato más interesante. Tiene que haber un sótano, puede que en él hayan ocultado algo.
Por la noche me compinché con unos compañeros que habían sospechado como yo. Nos dispersamos entre las ramas y los árboles. Pronto desapareció Rubén y Ana, después Carmen ¿Dónde se habían metido? Empecé a temblar de miedo, la próxima sería yo. De repente alguien me cogió del cuello. Al rato, me encontré en un sótano colgaba mi cuerpo de un gancho. Al igual que mis compañeros, nos esperaba todo el proceso de ahumado, despellejado y triturado. Ahora se desvelaron todas mis sospechas.
El suelo del jardín está como abombado. Podría esconder unos hornos crematorios o algo así. Las zonas de recreo están muy civilizadas y adecuadas. Tal vez se esté ocultando algo con esta apariencia de normalidad. Hay pavos reales sueltos por el jardín, pero no hay gallinas, ni perros, ni gatos. Las piedras del jardín son demasiado grandes, están formando un muro de contención, pueden estar ocultando algo debajo. Este lugar está muy cerca de la población, difícilmente se puede sospechar de un lugar tan socializado. En el bosque cercano hay alcornoques ¿Quién va ha sospechar de un bosquecillo? Pero hay mucho abono natural, tal vez algún ser vivo ¿Y ahora muerto? Esté enterrado aquí abajo. Tiene que haber algo tras esta imagen tan natural. Esta noche voy a investigar qué hay debajo de la casa. Puede ser que encuentre un dato más interesante. Tiene que haber un sótano, puede que en él hayan ocultado algo.
Por la noche me compinché con unos compañeros que habían sospechado como yo. Nos dispersamos entre las ramas y los árboles. Pronto desapareció Rubén y Ana, después Carmen ¿Dónde se habían metido? Empecé a temblar de miedo, la próxima sería yo. De repente alguien me cogió del cuello. Al rato, me encontré en un sótano colgaba mi cuerpo de un gancho. Al igual que mis compañeros, nos esperaba todo el proceso de ahumado, despellejado y triturado. Ahora se desvelaron todas mis sospechas.
Zarpa en la oscuridad
Hace un rato que veo la luz incidir y reflejarse en el agua.
También he visto farolas alumbrando las calles recién estrenadas de una ciudad que huele mal.
Hace un rato que oigo los motores de un barco que empieza a estremecerse, no de movimiento, más bien de decrepitud.
También he oído voces ininteligibles, con el ángelus de sus tripas pidiendo hamburguesas y tortilla de patatas.
He visto caras, siempre son las mismas, las he visto en Franckfurt, en la vendimia o en el algodón, en el tomate, en la naranja o haciendo el verano en Palma. Las vi en la siega, pescando el bacalao, o en la cadena de montaje Pick.Pack. S.A.
Sale el barco o mejor entra en el mar. Los niños caen en trance, el sueño les domina, el motor les arrulla.
Los mayores fuman donde no deben. Buscando un cenicero que no está presente, apaga el cigarrillo en el suelo enmoquetado de plástico, escudriña con el rabillo del ojo, ha hecho algo incorrecto... y a su lado otro mortal enciende su cigarrillo.
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