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lunes, 12 de enero de 2009

LAS MASCARAS

Era día de carnaval. Las campanas de la iglesia tocaban tristes y pesadas. Acababa de morir el boticario. El hombre más popular del pueblo. En su tienda se compraban además de medicinas; sombreros, zapatillas, colonias, telas, tabaco, dulces y golosinas. Los niños le llamaban tío Pepe. El cadáver estaba expuesto en la tienda, entre olores anisados, de tabaco y naftalina. Los mayores entraban y salían a dar el pésame a la familia, pero a los niños no les dejaban entrar. Ellos trepaban por la reja de una gran ventana, para conseguir verlo. Llevaba un traje negro y bien planchado. Dentro de aquella caja parecía un gigante. Estaba rodeado de velas, la cera se olía desde la calle. Los niños se turnaban para verlo. Subían alegres y contentos y bajaban pálidos. Corrían despavoridos calle arriba o calle abajo a refugiarse en sus casas. Todo el pueblo está esa noche en el casino. Las máscaras les protegen, nadie conoce a nadie. La cabra, el gallo y el toro se alejan de la fiesta. Se ven junto a la verja del cementerio. Dentro de su disfraz se encuentran a salvo. El gallo coge la mano de la cabra. Mano de dedos largos huesudos fríos. El gallo siente miedo. La mano de la cabra se entibia entre las del gallo y él deja de tener miedo. La cabra a su vez coge la mano del toro. Es una mano carnosa, segura, fuerte y cariñosa. La cabra se siente segura entre el gallo y el toro. Pisan una rama que cruje entre sus pies, y la cabra se suelta y se esconde detrás de un mausoleo del ángel custodio. El gallo, más sereno esperó salir la luna tras la nube y localizó a la cabra. El toro olisqueó el perfume de la cabra y se encontraron otra vez los tres juntos. Caminaban sin ver. Encontraron la tumba del boticario, la fosa abierta y la caja dentro esperando otras cajas antes de cerrar el agujero. El toro abrió la bolsa que llevaba, sacó una vestimenta de dentro y la arrojó a la fosa. Él siempre se disfrazaba de niño y este año le habían echado de menos.

1 comentario:

Manuelo Battiato dijo...

Un relato/cuento de muertos y carnaval siempre se agradece. La muerte da mucho de sí y el acto de disfrazarse es de lo más que puedes hacer en esta vida...